Siento que es un vaso de vidrio que me quiere explotar en las manos y que yo, sinceramente, no quiero soltar porque es algo nuevo.
Me gusta pasar tiempo con ella y no me canso. Entre toda la inseguridad que cargo sobre ser yo, me hace sentir cómoda.
Aunque seamos todo lo contrario y hagamos comentarios fuertes, se siente suavecito pasar un rato a su lado mirando la noche, mientras escuchamos sus canciones favoritas y quisiera mudarme para a vivir en su risa.
No digo que me guste ni que quiero un futuro con ella, solo digo que me parece muy bonito observar cómo se ríe.
Se le hacen los ojos chiquitos, levanta los hombros y su cabello le tapa su carita, y pienso que es linda.
Que es una mujer bonita.
Y quisiera poder ignorar la tensión que me incita a querer tocarla, pero no puedo, mis manos cobran vida propia y buscan su cara, sus hombros, sus piernas.
Pero vuelvo a sentir que es un vaso de vidrio que me quiere explotar en las manos y que yo, sinceramente, no quiero soltar.
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