Muerte fría

Muertes por el frío

suceden más a menudo

de lo que se espera.

Entonces, ¿hasta a mí me puede pasar?

Es fácil caminar por la nieve,

pero se complica

cuando no sabes dónde vas a pisar.

Estoy tan preocupada

por lo que me podrá pasar en este bosque,

que hasta la situación que tanto temía

se volvió realidad:

Me doblé el tobillo con una rama,

y no hay nada

con lo cual me pueda levantar.

Pero tampoco estoy intentando

encontrar una salida… ¿Por qué será?

¿Acaso me rendí ya?

La preocupación se fue, raramente,

y mi cuerpo ya no intentó más.

El tiempo está pasando

y el frío me está abrazando,

mientras mi piel se eriza poco a poco.

Mi respiración se agita

mientras grito para salir de ahí,

y mis pensamientos claman por sobrevivir.

Empiezo a no sentir mi cuerpo,

pero no es algo nuevo;

ya no siento nada de mí.

Mi boca está congelada

y solo puedo gritar internamente.

Nadie me escucha,

nadie sabe que estoy aquí,

hundiéndome en la nieve

donde mi cuerpo físico se queda sin movilidad.

La única cosa que puedo controlar es mi pensamiento,

pero ahora no puedo,

porque está descontrolado en pedir ayuda.

Mi subconsciente no hace lo suficiente;

sabe que aquí acaba todo.

Es mejor recibir este frío doloroso

que nos abraza en todo el cuerpo.

Sin darme cuenta, mis pensamientos se fueron;

ya no los siento,

y en un segundo

ya no me escucho.

Es ahí donde comprendo

que moriré en esta fría

y dolorosa nieve,

con un abrazo de frío eterno.