Desarmo la casa sin que te des cuenta.
Me llevo vasos y jarras,
pinturas y adornos que no me pueden faltar.
Quemo nuestras fotos cuando no estás.
Dejo que el humo me trague e impregne mi ropa.
No lo vas a notar.
Caminas dormido por la casa.
Te golpeas contra esquinas, contra puertas,
me decís que los moretones son por eso.
Sonámbulo, me hablas.
Me contas de tus días.
Me contas de ella.
En nuestra vieja monotonía me hundo.
Pregunto al aire si tuve que haber sido más cruel,
si eso querías.
Mis manos tuvieron que ser más duras,
mis gritos fuertes,
y yo, menos ingenua.
Mientras lavo los platos, me abrazas.
Tratas de decir que me amas.
Tu voz sale rasposa, ajena.
Moscas se escapan de tu garganta, te ahogas.
"Esto ya no es amor"
No me vas a escuchar.
Dejo la casa vacía mientras mirás.
Me llevo a los gatos y tu rosal.
Los subo al camión que nos llevará,
lejos de vos y de esos ojos fríos.
Con el humo de fondo me despido:
la casa es tuya, ardé con ella.
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