Mucho antes de Einstein.
Oct 15, 2024
Relatividad.
Ño Rbo fue la amuyalán de su clan allá por el pleistoceno superior. Noventa mil años no es nada. Las nieves de aquel tiempo reposan esperando el inminente deshielo.
Ño era la más sabia y más apreciada del grupo. Unos cincuenta individuos que se movían con las estaciones, como la caza que componía lo más de su dieta.
Ño no cazaba, salvo alguna rastrera venenosa para aprovechar su piel y su ponzoña como medicina. La piel para emplastos que hacían cicatrizar las heridas; el veneno, diluido y mezclado con algunas plantas, como anestesiante para sobrellevar dolores y poder practicar algunas operaciones o reparaciones de huesos.
Observando el movimiento de las aves y de las nubes, el halo de la blanca compañera de la noche, los colores con que morían los días, Ño podía predecir la nevada, la helada, el temporal de agua.
Sus ceremonias, rituales inventados, no pretendían ser un hablar con dios alguno, ni pedirle y agradecerle; eran la búsqueda de unión y comunión del clan, eran un modo de saberse parte del todo, eran esperanza y confianza.
Una buena amulayan.
Ño, quizás fue feliz, aunque por aquel entonces esa no era una cuestión. Tuvo una vida plena... y larga.
Cuarenta y ocho años, nada menos.
Aunque en aquel tiempo nadie llevaba tal cuenta.
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