Pienso, recorro, analizo,
y no comprendo
por qué sigo sintiéndome así.
Lo repetí tantas veces,
pero me aterra la idea
de jamás dejar de estar mal,
de convivir con esta pena
que achicharra mi corazón,
oprime mi pecho,
me hace llorar.
¿Será que hice tanto daño?
¿Será este mi castigo?
El mundo me ofrece la vida,
pero yo no la disfruto:
me arrastra.
Pienso en Dios,
lo pienso y me enojo:
si existe,
me dejó abandonada,
a la deriva,
en este mar espeso donde cada segundo
mi mente se pudre más,
se deshace,
se arruina.
No queda inocencia,
no queda esperanza,
solo el vacío,
solo la nada.
y destruí todo a mi paso.
Soy autodestructiva,
negativa,
amargada,
aburrida.
No encuentro cualidad alguna,
solo este odio viscoso
que no me deja respirar.
Rompería todos los espejos,
todas las cámaras del mundo,
para arrancar mi reflejo,
para olvidar
quién soy.
No quiero asustar a los que amo,
no quiero herirlos,
solo quiero sentirme querida,
vista.
Pero soy invisible.
Y cuando alguien logra verme,
cuando un destello de cariño
me roza la piel,
me cierro como un puño,
me encierro,
porque no sé sostenerlo,
porque no sé habitarlo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión