Tan sólo una vez sentí
que había perdido definitivamente el alma
entre tus brazos
y el infierno me esperaba agazapado
era cuestión de huir
aun sin ponerse los zapatos
debería haber corrido
por esas frías galerías
dameros de baldosas encuadradas
piso séptimo u octavo qué importa
fue en el baño que empecé
a perder esa batalla
no tuve tiempo o no logré
escaparme de tus manos
digamos la verdad primera
pecado original: debí buscar
en aquel ascensor espejado
al habitante del cielo
que me hablara
me dijera: ¿dónde vas?
¿con quién te cruzas?
¿no estarás jugando malas cartas?
y qué gracia tendría sentar bazas
si uno siempre ganara las apuestas
se trata de saber que las monedas
que apostamos
siempre han sido malgastadas
y ni escaleras reales aseguran
que te salves
por eso estoy aquí
escribiendo antes de un viaje
cuatro horas sin poder hablarte
cuatro horas en que siento
que compartes el aire de septiembre
sin estar escondida entre los árboles
la más vieja de las anchas avenidas
del viejo buenos aires
del ancho buenos aires
un cuaderno que te guarda
en renglones invisibles
una imagen que recorre mi cabeza
un avión que me aleja de tu cuerpo
y el aire de septiembre
que trae en ráfaga redonda
una voluta de mi piel tu piel
y pide sin palabras
en silencio y en francés
que me acompañes

Enrique De Michele
Escribo poesía, cuentos, teatro, novelas de autoría personal y otros inventos literarios. Buscando cómplices.
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