Ayer recibí una carta de invitación.
Hoy creo que recibiré otra también.
¿Mañana deberé responder?
Ayer leí una carta de bellas palabras.
Hoy me abruma la incertidumbre de nuevas palabras.
¿Qué saldrá de mí mañana?
Ayer me brotó urticaria por una obsesión, mientras la tinta fresca tentaba con correrse.
Hoy me rendí ante un sueño donde una acción se repetía hasta el cansancio, ¡una rutina!
Mañana, mañana creo que tocará romper algunas cosas frágiles.
Ayer me envolví con ternura.
Hoy me creí con cierto enfado.
Mañana me observaré desde lejos, ¡nada de emociones!
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