Desde la ventana a mis recuerdos
aún se pueden ver
las ventanas de mi edificio abiertas,
las cortinas ondeando al viento,
el olor a café y a lluvia y a tierra.
Los balcones me miran
como si aún supieran mi nombre,
como si la vuelta
no les hubiera hecho olvidarme.
En aquella ciudad
pude ser otra mujer.
Llevaba vestidos de papel
que irradiaban luz
y que la brisa escribía en francés.
Él me llamaba mon amour
y yo rezaba al amor
que tiene acento de otoño.
Detras de los muros de París
el silencio nunca estaba solo
y las risas no se reunían sin mí.
El vino sabía diferente,
los restaurantes miraban a la calle,
los secretos guardados por llave
y la rebeldía tratando de abandonarla.
Ahora piso aquel felpudo,
leo aquellas mismas palabras,
y sonrío sin entender
cómo se extraña una casa
que nunca se habitó.
Quizá París habitaba en mí.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión