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    Mitologia queer

    Jul 2, 2025

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    Mitologia queer
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    MITOLOGíA QUEER (Últimos hallazgos importantes que se han descubierto en el territorio donde se apoyan tus pies)

    Citas:

    "Es la memoria el hogar del conocimiento que abriga y protege. Hacer de ella un templo es la urgencia de nuestro tiempo." MW

    "La historia ha sido narrada por vencedores, los perdedores aún deben alzar su voz con fuerza para que se escuche su versión y traer justicia al relato" M.G.

    "Para construir otros futuros, debemos reconocer que no conocemos realmente nuestra historia. Quizás allí encontramos nuevas preguntas que permitan pensarnos por fuera del antropoceno" D.H.

    Contaron de nosotrxs historias que no tenían nuestra voz. El amanecer del mundo nos vió nacer pero nos quitaron la palabra de narrar nuestro nacimiento, desarrollo y evolución. Estamos como siempre, en las sombras húmedas de un ceibo mantenido con la alternancia de las luchas. Seguimos en esas grietas proponiendo desde los márgenes otras formas de regar una planta.

    Por eso recuerda cuando viajabas libre de rutina, tu cuerpo guarda esa memoria. Recuerda cuando tus hermanes viajaban libres, cuando nos congregábamos al rededor del fuego para danzar, para cantar, para narrar nuestras historias; recuerda cuando las tierras que pisas viajaban libres por el espacio sideral, todavía conservaba rincones al resguardo de las prepotencias, sueltas perlas sobre un manto que crecía sin corcet. Corrías como una yegua bravía por las anchas pampas y violentamente brotabas enrededada sobre los árboles que buscan la luz al ritmo de un tambor tenso por tu propio latir. Cuando era la comunidad el centro de organización primario y todo era para todxs de la manera justa que entre todxs rumiábamos con un lenguaje desconocido.

    De las comunidades Revoltosas

    Dijeron que eran bravos guerreros, que rugían como lobas y que se transformaban con la luna nueva. Contaron que usaban el pelo largo para poder intimidar a los intimidadores. Por las noches juntaban en cuencos los cantos que arrullaban en los días de luchas y bailaban a la luz de las fogatas. No importaba el frío o la bruma, hacían el amor al calor del bosque. De sus miradas hablaron también, que arremeten sin palabras, con el tacto a flor de toda la piel de su cuerpo, abrazan a sus amantes para librar batallas de ternura. No había árbol que no narrara su deambular errante por los territorios que actualmente se conocen como Peru, Bolivia y Paraguay.

    De las comunidades Satiras

    Buscaron en las carcajadas destellos brillantes, que coleccionaban como pepitas de oro para intercambiarse lxs unxs a lxs otrxs, usarlos como colgantes y lucirlos. Sus cantos provocaban carcajadas viscerales y los movimientos de sus cuerpos flotaban en el ambiente para desanudar ataduras. Contaron que aún se les puede ver caminando con una sonrisa en el rostro a pesar de la soledad y las tragedias del mundo. Siguen contando que intentarán por todos los medios que caigas en sus tentaciones para insultar a la angustia de frente y reír de un chiste que sólo ellxs entienden. A pesar del disfrute de la congregación, andaban solitarixs o máximo de a tres. Viajaban en sus búsquedas perennes desde latitudes sureñas, buscaban el caribe pero por algún motivo desconocido, nunca llegaban.

    De las comunidades Convidantes

    Dijeron que sonríen al despertar y danzan livianxs entre las hojas de árboles salvajes. Su andar se distinguía por la ligereza de las palabras y por el alojar que sus cuerpos; no se cansan de abrazar. Sus amantes son inimaginables, de todo tipo de tamaño, materia y espíritu. Contaron también cómo hacer el amor a la vida, lo sistematizaron en tejidos perdidos de los que recuperamos sólo pedazos indescifrables pero entendibles con el corazón abierto. No medían la cantidad de encanto que despliegaban y les orbitaban los seres voladores del manto austral, por quienes sentían ternura genuina al pensar su tamaño pequeño. Habitaban comunidades que recibían viajeres; les aseguraban comida y techo; siempre cerca de un río del que se alimentaban. Eran ermitañes, más se congregaban cada cuatro lunas llenas a compartir mate amargo sin yuyos y desvelarse con relatos masticados entre humos de incayuyo.

    De las comunidades Yuyeras

    Dijeron que todos los yuyos eran buenos para generar brebajes que curaban dolencias físicas y espirituales. Se convocaban bajo la luna llena a intercambiar recetas que iban descubriendo al mezclar los yuyos con diferentes aglutinantes o diluyentes, y a experimentar con esos descubrimientos entre elles. Se les podía ver flotar más alto que los ombúes antiguos por los montes, sus carcajadas encendían lo profundo de la noche. Les caían mal les químicxs, les reclamaban dejar todo por la búsqueda de la piedra filosofal, pero no les quedaba otra que trabajar en conjunto. Intercambiaban en ferias en las que el trueque se movía de una mano a la otra, a regañadientes se regateaban los descubrimientos, más se alimentaban entre comunidades.

    De las comunidades Apalabradas

    Se reían carcajadas de todo y a todo el mundo le caían mal, sin embargo, las consultaban porque guardaban en su memoria los secretos del río y las mareas, señalaban la dirección en la que vendría el viento, escuchaban la germinación de las semillas, organizaban a la comunidad y sabían guardar silencio cuando las más jovenes se entregaban a las experiencias más humanas. Usualmente hacían el amor entre caricias, lenguas y borradores de diccionarios. Dialogaban con el viento para parir dichos y frases del acervo más popular, oralidad que ha sobrevivido hasta nuestros días. Amaban las palabras y no se cansaban de crearlas; cada vez más específicas para darle nombre a las experiencias más absurdas y reverberantes en el intercambio de las comunidades. Su sistema de escritura permanece en tablillas incompletas halladas al pie de las montañas andinas. Indescifradas aún, a la espera de nuevos sentidos bajo los ojos neófitos de algunx traductorx comprometidx.

    De las comunidades Químicas -

    Perseguían contra todos los tiempos la juventud eterna y apostaban todo lo que tenían por descubrir la piedra filosofal, poseerla, beberla, convertirla en crema y aplicarla como remedio a la fealdad del mundo. Soñaban con detener la gravedad universal, encerrarla en un cristal de 12 lados y administrarla a sus anchas. No la encontraban, más se aplicaban todos sus descubrimientos en la piel y rogaban no envejecer con ellos. Si lo hacían, sólo se encerraban aún más en sus cocinas a encontrar una cura a tal fatalidad. Al morir siempre se desvanecían en un polvo que otres recogían y utilizaban para enriquecer las mezclas alquímicas. La sorna sobraba cuando trataban con les yuyeres, sin embargo se sentían hermanades en su curiosidad incesante. Habitaban praderas, pantanos y lugares donde el sol no pudiera afectarles demasiado.

    De las comunidades Soñadoras

    Su labor era considerado sagrado, ininterrumpible y prioritario por el resto de las comunidades. Dialogaban masticando lenguajes de símbolos oníricos que sólo ellas entendían. Se desplomaban entre las malezas cuando los problemas apremiaban para buscar respuestas en los resquicios del eter, ése que se traduce sólo en el sueño compartido. Parecía que reposaban, sin embargo se comunicaban como hongos, con señales que, decían, cualquiera con las orejas limpias podría traducir. Fumaban hierbas medicinales como incayuyo, melisa, damiana, marihuana, tabaco, chamico; incluso preparaban mezclas con ayahuasca, chacruna, chalipanga, wachuma hechas polvo y con sus humos dibujaban en el aire designios futuros con los que salvaban las cosechas. Convidaban sus pócimas para recreación e introducían al arte de soñar a cualquier voluntad dispuesta a perder lo más propio de su ser.

    De las comunidades Cantoras -

    Cantaban y contaban sus historias desde el alba hasta el alba del siguiente día; cantar era cosa cotidiana, como respirar o parpadear. Dijeron que expandían sus tentáculos en todas las fiestas, donde lograban transformarse en lo que el resto de les asistentes quisieran. Gritaban, danzaban, actuaban, bebían por litros las bebidas que engalanaban a la jarana y recordaban el danzar de las hadas para contagiar las vibraciones. No conocieron a Dionisio y no les hizo falta, elles lo parieron antes de que los griegos fueran una civilización. El viento llevaba en su lomo el canto que brotaba como manatiales de sus gargantas. Nunca paraban de tocar instrumentos de cuerdas, de hacer ruido cuando el silencio reinaba y robaban de la memoria de los árboles historias con las que tejían sus canciones. Sus poblados pequeños parecían multitudinarios por la magnitud de los sonidos. Vivieron a lo ancho y alto de la actual hispanoamérica, decían que repetir todas las canciones que escucharan era la única manera de mantener la rotación de la tierra.

    Diosas de Sentidos

    Un templo abierto en medio de los bosques, las selvas y los montes que conforman el actual territorio sudaméricano permiten observar desde varios ángulos el mismo perímetro de cielo nocturno por el que trepan las constelaciones. Las comunidades apalabradas se congregaban en los solsticios para augurar los designios de los cielos y les comunicaban a traves de sogas con nudos los mensajes que leían en el abismo sideral. Según el tipo de nudo y la cantidad que la soga portaba, representaba un símbolo diferente y un augurio particular. Esta comunicación fue adoptada por los Incas siglos más tarde. Las comunidades cantoras se encargaban de repartir esas sabidurías a lo largo y ancho del viento, que replicaba con gusto sus mensajes. En estos templos a cielo abierto también se religaban las comunidades a experimentar los sentidos, todos los que caben en el cuerpo, al son de rezos que son cantos que son un ritmo de tambores que son un pulsar en la naturaleza.

    Para que le templo existieran debían tener ciertos árboles una disposición muy específica. Si se encontraban a los árboles juntos de manera espontánea, se decía que los apus así lo habían designado y se veian en la obligacion instantanea de abrir el templo en esa ubicación. Los árboles necesarios era el Shihuahuaco al centro, para que algunas apalabradas treparan a los árboles a contemplar mientras otras anidaban el suelo, Suinandí en el extremo oeste, Jacarandá en el extremo sudoeste, Pehuén al sur, Tabebuia al sudeste y Tipu al este. No tenían un punto cardinal similar al norte, porque apuntaban hacia el sur y rotaban la direccionalidad en caso de necesidad. Lo importante era la presencia de los àrboles que arropaban los momentos ceremoniales recelo y cuidado milenario.

    De las relaciones entre comunidades:

    Como un tejido vivo se conectaban sobre el territorio nombrado como Abya Yala, en un idioma olvidado por los oídos humanos. Las que se acentaban sobre tierras cálidas intercambiaban sus frutas durante el año. Cabalgaban sobre los lomos de jaguares con quienes mantenían una alianza equitativa. También utilizaban como animal de carga a los tapires, a pesar de que preferían no utilizarlos por su peso y lentitud, su simpatía lograba convencer a las comunidades viajeras de llevarlas consigo en sus viajes. Algunas cazadoras recolectoras, otras mas sedentarias, su moneda corriente era el trueque en mercados de los mas diversos,que se asentaban por lo general en el cruce de los caminos mas transitados donde convergían mínimo 4 senderos.

    De los seres colindantes:

    Espiritus que habitan el espacio más cercano en comparacion al espacio humano pero no se puede observar. A veces se dejan ver con el rabillo del ojo pero escapan rapidamente a la trampa del ojo.

    DESAHUCIO: Del nuevo latín, con prefijo des- (negar o privar); y el verbo ahuciar (confiar, afiduciar). Durante mucho tiempo significó retirar a unx inquilinx de una vivienda por falta de confianza, actualmente es falta de confianza en un futuro posible y amoroso. A est-s espíritus se les espanta invocando conspiraciones.

    DESIDIA: Del antiguo latín desidere significa "hecharse por vagancia a descansar sobre un banco" o bien "desplomarse sobre una silla" por su raíz sedere (estar sentadx). Con el tiempo el significado se entretejió con desiderium, asociado a sidus, siderius (astro, estrella) que desaparece y se le echa en falta hasta su reaparición en el cielo. A est-s espíritus les debemos el deseo de abandonar lo que se tiene y añorar lo que no.

    CONSPIRACIÓN: Del latín conspiratio, formado por el prefijo con- (indica unión); verbo spirare (respirar, también aspirar a algo con anhelo); y el sufijo -tio (-ción, acción o efecto). En otras palabras, personas que se congregan a respirar y aspirar a lo mismo, compartir aire y anhelo. En el cono sur del Abya Yala, también significa "juntarse a tomar mate". Se les invoca para ahuyentar al desahucio.

    Rocío Giménez Ferradás

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