Deseamos lo mismo,
con la misma hambre, con la misma sed,
con la fiebre quemando la piel.
Nos amamos igual,
como incendio, como ceniza,
como tempestad, como respiro,
como todo lo que arde y todo lo que salva.
Tú me amas más.
Yo te amo más.
Nos desbordamos en la misma hoguera,
nos mordemos las sombras y tragamos las horas,
un día a la vez, dos besos después,
cortamos los hilos con un mismo filo,
y nos atamos de nuevo con un solo suspiro.
Me tienes a tus pies,
me abrazas al revés,
me enredas en tus dedos
con caricias de nuevo.
Me necesitas, me buscas,
me excitas, me tiendes,
me tienes.
Soy uno, soy dos, soy tres,
soy todo lo que jadea tu deseo,
lo que muerdes, lo que rezas,
lo que comes, lo que bebes,
lo que sigues a ciegas cuando cierras los ojos.
Me amas igual.
Me amas más.
Te amo más.
Te quiero a mordidas,
a caricias, a huidas,
a gritos en la madrugada,
a uñas desgarrando la espalda,
a suspiros con aliento a sueños,
a labios que no callan.
Te quiero desde la piel, la carne, los huesos, el alma.
Te quiero en la universalidad de mi ser.
Te abrazaría en cada átomo que me habita,
porque eres la esencia que completa mi vivir.
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