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    Mirar Atras

    Palme

    Aug 29, 2024

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    Hubo una vez la historia de un hombre que desde su nacimiento había sido castigado con la maldición de nunca dejar de seguir adelante. Gracias a esta maldición el hombre nunca forjó relaciones con nadie, no tenía amigos y no conocía a su familia. Había estado tanto tiempo caminando que aprendió cientos de idiomas, nombres y adjetivos que nunca había usado para nada. Con el tiempo se fue haciendo famoso por los murmullos de la gente que le decían “el hombre imparable”. Él vivía una vida solitaria y sin demasiadas preocupaciones, pero un día sin previo aviso, una mujer empezó a caminar cerca suyo. Ella estaba intrigada en porque él jamás se detenía o porque ni siquiera miraba atrás, el hombre no supo qué decirle, era la primera vez en toda su vida que se comunicaba con alguien más que no fueran sus pensamientos. Pero lo que más dejó perplejo al hombre fue que por primera vez en su vida alguien lo había mirado a los ojos. El hombre cayó completamente enamorado de esta mujer con la que se quedó charlando durante horas mientras caminaban y cruzaban todo tipo de paisajes. Él le enseño sus cientos de idiomas, todos los nombres que sabía y todos los adjetivos que fue escuchando. La mujer encantada siguió hablándole y conversando hasta que sus piernas no pudieron más y se tuvo que marchar, le dijo que fue un placer conocerlo y que esperaba que le vaya bien en su viaje. El hombre luego de la despedida y desesperado por la situación, con todas sus fuerzas trato de mirar atrás, pero no pudo. Muerto de pena, el hombre continuó su camino llorando hasta que una idea invadió su cabeza. Si lograba cruzar el mundo podría volver a reencontrarse con esa mujer que lo miraba a los ojos. Y así hizo, cruzó mares, continentes y todo tipo de problemas, pasaron los años y el hombre aún seguía cruzando el mundo en busca de esa mujer. Un día, después de tanto andar logró dar de nuevo con el lugar donde se encontró con ella por primera vez solo para verla andando de la mano con otro hombre. Por primera vez en su vida el “hombre imparable” dejó de caminar solo para ver a esa mujer irse a lo lejos. Luego de verla irse por completo fue a sentarse a un banco que daba directo al sol. La gente que ya lo conocía empezó a comentar que la maldición se había roto, pero solo se había transformado en una mucho peor, amor.

    Palme

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