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El calor me sofoca, mi cuerpo me pesa, mi corazón se secó. ¿Por qué no me das un respiro de este desierto? ¿Cuándo vendrás a buscarme? El camino se hizo largo y no veo con claridad. ¿Cuándo llegaré? Avanzo pero retrocedo, camino pero realmente tropiezo. ¿Dónde estás que no puedo verte?

Está lloviendo pero no la siento, hay una brisa pero aún me sofoco. No hay sombra debajo de estas nubes y sólo me seco.

Estoy cansada a pesar de que no camine. Tengo sed pero no puedo beber. Las gotas caen a mi alrededor (o tal vez no) y mi ropa sigue sin mojarse, estoy lejos. Necesito tomar un poco, pero no puedo moverme a por ella y no puedo moverme sin ella. ¿Qué haré entonces?

Necesito de tu lluvia torrencial como de tu sol en el día nublado.

Te necesito más que la flor al rocío de la mañana.

No me dejes, mírame Señor estoy aquí.

Quiero escucharte en medio del solitario silencio y del ruido de dudas y mentiras.

Quiero sentir tu calidez en las noches frías y tu sombra cuando mis pies se queman al mediodía.

Acércate mi Señor, mírame de cerca aún sigo aquí.

Toma mi llanto como para ti y mi suplica como el olor de la flor de jazmín

Se que recoges las lagrimas y las secas con amor.

Se que me levantas cuando caigo cansada en busca de oasis que creo ver.

No me dejas, ahora lo sé.

Me miras y dices: "Te tengo, no estás sola. Yo puedo cargarlo, sólo descansa en mí. Sigo siendo fiel, sólo mírame."

Selene Abigail Avendaño

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