Viejo amigo miedo, te pido no me paralices. Mirémonos a la cara, digámonos: vamos.
Viejo amigo, viendo para adentro, cargamos con todo lo que necesitamos. Seamos. Aliviemos. Quitémosle peso a estos dolores que ya no son nuestros. Para que vos te alivies, para aliviarme yo también.
La dulzura de nuestra compañía nos protege, no la demos por sentado.
Encontremos fe en la muerte. En este entierro de lo viejo, lo ajeno, lo desencajdo.
Reduzcamos las variables, cerremos puertas. Renazcamos. Si lo que se revela ya estaba antes, entonces ya estamos.
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