Miedo, miedo, miedo.

1 de abril

Miedo, siento miedo. Mucho miedo. De esos que te agarran y no te sueltan el codo, de esos que te consumen y no dejan de plagar tu estúpida mente.

Ojalá no sentir miedo... Quiero decir, ojalá no sentir miedo al rechazo, a la oscuridad, a las alturas, a la muerte, a las arañas, a la vida, a las personas, a los hombres... Bueno, tengo mucho miedo.

Me siento trabada y atrapada en mí diminuto cuerpo como si de una mosca se tratara, ojalá ser una. Poder volar libre sin miedo a las manos, a la muerte.

Muerte, que palabra aterradora... De esas que vienen con una desgracia, una pequeña desgracia, de esas que te olvidas a la hora.

"Que mal" pienso, exclamo y creo, porque la verdad es que a quién le importa si tenés miedo... Pues el mundo se mueve muy rápido para observar o preguntar. Tal vez es mejor así, solo vivir con miedo, ojalá olvidarme del miedo.

¿Será mí miedo mí mayor lado humano? Creo que prefiero vivir con él en vez de tirar todo al caño, en vez de que esas miradas me vuelvan a juzgar, a observar... "No me importan lo que dicen de mí." Ja, que vergüenza... Que vergüenza tener miedo.

Muy adentro se que me importa el miedo, se que muy dentro, mí estómago siente ese miedo, "Dios nos hizo valientes", ¿Me voy al cielo o al infierno? Que miedo... Habrán sentido miedo los primeros que sintieron esto... Me preguntó si acaso nacimos sabiendo que es, o simplemente lo descubrimos.

Como cuando esté insecto pasa por nuestro oído, con su temeroso sonido. Me preguntó si es algo natural, o algo artificial del ser humano, si nuestro cerebro sabe que es el miedo, o solo lo inventa para sobrevivir como una pequeña y temerosa mosca.

Dicen que solo vivís una vez, pero ¿realmente cambia algo? Para que vivir queriendo ser aventurero cuando ni siquiera querés ser una mosca. Ojalá ser una.