Cuando me mude a esta casa que hoy habito no lograba sentirla mia.
La transitaba como de visita, con temor a tropezar con algo y romperlo.
Por primera vez en 27 años tenía algo bello, y como una maldición que no cesaba de acecharme, me resultaba completamente inhóspito.
Los sueños con los techos de la casa de mi infancia y su riesgo de derrumbe constante, fueron durante años una especie de recordatorio de quien soy, como si permitirme dormir en un lugar seguro y cálido no fuesen para mí, no pudiesen formar parte de mi historia.
Como si tener una ducha de la que sale agua caliente, un árbol repleto de naranjas gordas en mi patio y no respirar polvillo de paredes plagadas de humedad, fuese el reflejo de una realidad que no es mía, que no puede ser mía.
Cuando empecé a entender algo de todo esto, mi refugio fueron los no-lugares…las estaciones de trenes, la terminal, mirar las calles, las ventanas, hacer dedo para ir de un lugar a otro. Asi, moviéndome, no estando nunca en ningún lugar, no era necesario que nada me perteneciera, ni pertenecer…estar de paso, ser una más entre muchos que van y vienen, anónima, un alivio.
No pertenecer, esa paz hiriente en la seguridad de no perder nada, nunca, y esa búsqueda incesante de la pieza del rompecabezas que siempre faltaba para completar la historia…
Me encantaría poder escribir que finalmente esa pieza apareció, pero no, la búsqueda sigue ahí, como una brújula que va marcando caminos que hoy me animo a transitar sin miedo a romper. Ya no me asusta que las cosas se rompan, aunque de vez en cuando aun sueñe que corro a ocultarme en el placard y le siga teniendo miedo a la oscuridad.
Hace casi 10 años que soy dueña de esta casa que hoy vuelvo a habitar aunque lleve ya un tiempo viviendo aca. Hace 38 años que soy dueña de mi, aunque nunca me haya sentido mia.
Muchas cosas se rompieron, mas de las que quisiera…pero en las grietas surgen cosas que no sabia que estaban ahí y me permito mirarlas y dejarlas ser. Me permito pensar en los colores nuevos que van apareciendo y en las luces que quiero encender para que los placares nunca mas vuelvan a ser lugares donde esconderse. Ni yo un lugar de paso.
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