Mi vida, te mentí.

¿Te había dicho antes que me olvido de todo cuándo estoy adentro tuyo y siento que te mojas? Si esto te dije, mi vida, te mentí.
Hay algo de lo que no me olvido ni siquiera cuando tu pelo me roza el cuerpo. Tampoco lo olvido cuando estás encima mío subiendo y bajando, y tus tetas me sacan el aliento. Ni siquiera cuando me bailas y siento que se me explota cada vena, y el cerebro me hace cortocircuito.

Mi memoria, que en este punto ha olvidado que escribo, que lloro y que pienso; nunca se ha olvidado de lo eterno: nunca se ha olvidado de que te amo.

No podrás hacerme olvidarlo ni arañándome todo el cuerpo, ni siquiera gimiendo mi nombre; muy por el contrario, te amaré mucho más.