Mi propia película

No sé si soy protagonista o espectadora;

quizás parte de producción o solo un simple admirador.

A veces lo vivo, a veces lo veo.

A veces siento que no soy yo contra mi propio reflejo.

Este caso es mucho más complejo.

Es difícil de explicar, lo que no puedes dimensionar.

Muchos creen que es por actuar, aparentar o encajar,

pero esto ya es habitual.

Lo romantice de niña;

“Mami, alguien está leyendo mi propia historia”

Pensé que sería transitorio, ocasional,

tengo 18 y todo parece paranormal;

“Ma, me veo a mi misma en tercera persona”

“¿Crees que sea normal?”

Soy la protagonista, lo vivo, lo siento.

Soy un secundario, lo veo, lo percibo.

Soy la directora, lo planeo, lo advierto.

Soy un extra, lo ignoro, lo dejo.

Sé que no debo ver la película,

no debo ser secundario o parte de producción,

debo ser la protagonista, la que está en acción,

la que lo siente, la que lo vive,

la que recuerda toda la situación,

y no un simple admirador que pide una continuación.

Todo se siente falso, actuado.

Quizás los secundarios nunca abandonan su rol asignado,

ellos siguen en papel cuando yo me desconecto,

y de pronto soy uno de ellos,

de pronto lo veo perfecto, y ya no estoy en acción.

Parecen efectos especiales pero

esto no es una película de ciencia ficción.

Toda mi realidad se distorsiona.

Mi alma parece que me abandona.

En el momento no me parece raro,

luego me siento perdida,

como si estuviese dentro del Amazonas.

Mis sentimientos se confunden.

Mis pensamientos se chocan.

¿Seré yo quien los piensa o

es otra persona quien me los presenta?

Parece irreal, muy fuera de lo habitual.

A veces me olvido de lo que iba a comentar,

lo que iba a buscar, lo que iba a dejar.

Me congelo, me detengo, me pierdo,

me voy, y vuelvo.

Parezco un robot, con falla de calidad.

Me programaron mal, nadie leyó el manual.

Me pusieron una cámara frontal,

y a mí reflejo no lo veo igual.

Los demás parecen estar bien

pero no se siente real.

Mi propia película puedo montar.

Soy todo el elenco, no necesito contratar.

Puedo actuar, citar, mirar y juzgar.

Mientras mi mundo se deforma.

Mi mente evoluciona.

Solo quiero ser la protagonista,

no una tercera persona.