Ese susurro de esperanza que acariciaba mi espalda como la suave briza, hoy se descanse como las estrellas al llegar el sol.
Enos aquí donde el sol abraza el mar en el crepúsculo del día, sentado en mi pequeño barco; oyendo la conversación que encabeza la mente con el corazón, aunque roto y en pedazos como valiente guerrero sigue luchando, aferrado al deseo que una noche le pido a una estrella, en su mente, vaga aquella inusual esperanza de encontrar una compañera
pero que triste es sentir esa ilusión en este mundo tan corrupto, pero no quiero ser yo quien OS dañe esta ilusión, por eso pido que me perdones mi valeroso corazón por a ver sido entonces aquel cobarde que prefirio cerrar su boca mientras tú sucumbias de dolor.
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