“Mi peor enemigo”

"Opresión, no lo aguanto más. Quiero desprenderme del pensar, que me abandone y no vuelva más. Me siento atada y aturdida. La voz de mi cabeza no sabe callarse y yo no sé cómo callarla. Lo único que quiero es paz y no sé cómo conseguirla. La lucha constante con mi mente me tiene exhausta. Lo que más espera la gente del día es mi mayor miedo. Detesto la hora de dormir, lo último que hago es conciliar el sueño. Son noches y noches de insomnio donde me la paso pensando en cosas que no puedo controlar y en todo lo que cambiaría. Es como si corriera una carrera infinita contra mí misma. Simplemente, no sé si hay una llegada.

El odio que siento hacia mi comportamiento es cada día más grande, así como mi represión a mi verdadero actuar. Vivo complaciendo a la jueza que vive en mi cabeza, que me castiga con veredictos de inolvidables condenas, usando tiras de recuerdos como evidencia, buscando mis errores mientras me corrige el comportamiento, y no se le escapa ni uno, ella tiene una memoria infalible. Y ya hace un tiempo amplio su hora de trabajo y no es solo por las noches, también trabaja de día. Sus horas favoritas son las reuniones sociales. La jueza presiona sobre todo lo que estoy haciendo mal y recalca el poco interés que tiene la gente en escucharme y cuánto necesitan que me vaya, mientras que las personas con las que estoy compartiendo el día me cuentan sobre su serie favorita. Yo juro que lucho y trato de declararme inocente ante las acusaciones, pero la persistencia no es una de mis habilidades, así que la única forma de evitar el maltrato es desconectarme. ¿En qué consiste? Fácil, no hacer nada, no hablar ni opinar, solo escuchar y responder lo necesario para no provocar que alguien se sienta mal.

Y es ahí donde en este gran espectáculo se suma la gran conocida Culpa. Me carcome por dentro y cuando aparece no hay forma de ignorarla. Se mantiene en el tiempo, o más bien dicho, en los recuerdos. Me hace sentir inútil y una mala persona. Me aleja de todo lo que quiero y me gusta. Me ataca con todo el armamento y nunca ofrece tregua. Es como si ella fuera una científica y yo el objeto de prueba con el cual experimenta para ver cuánto remordimiento aguantó. Me extrae las ganas de vivir y me chupa hacia un pozo profundo del cual no sé cómo salir.

Pero ojo, también tengo días buenos, en los que pienso en hacer algo diferente, aunque no siempre lo cumplo, es lindo fantasear con cambiar las cosas. Así como imaginar que hablo de esto con alguien y no me quedo estancada hablando con las voces de mi cabeza todo el día. Quizá algún día logre exteriorizar lo que me está pasando, dejar de intentar ser la fuerte que puede con todo, aceptar mis momentos de debilidad y pedir ayuda así no lidio con todo sola, la esperanza la mantengo, ojalá que la ilusión no se apague, mientras tanto continuaré escribiendo para descargarme un poco."