mi oruguita ♥

Hola, conejita.

Me atrevo a escribirte pensando en lo mucho que ha pasado desde que te escribí mis sentimientos, sé lo mucho que te gustan las cartas, discúlpame por mi falta de romanticismo.

Temo no encontrar palabras más extensas que puedan describir por completo la intensidad de mi amor, me gustaría rasgarme el pecho y dejar una herida abierta en donde puedas ver con que ritmo estoy funcionando, pero no se vale asustarse. Me vuelvo débil y tonta cuando se trata de ti, no encuentro las palabras y siento que ahora mismo soy una adolescente tratando de confesarse ante la chica que le gusta, pero mi cerebro y mi cuerpo es lo suficiente maduro y grande para decir que no eres solo la mujer que me gusta, eres la mujer que quiero para siempre.

Está carta ahora la hago con los sentimientos multiplicados por mil, suelo leer la que te he escrito por primera vez y me río por recordar lo nerviosa que me sentía, incluso puedo sentir como me tiemblan las manos y como de pronto el frío me invade hasta titubear, desde el día uno todo lo que siento hacía ti es intenso. Hoy, en donde estamos, siento todo tan fuerte y a lo grande que me hace ser tonta al tener que manejar con algo que yo no conocía, realmente yo no sabía que podía amar tan devotamente, levantarme todos los días y correr a verte, sentirme ansiosa por tenerte cerca y sentir un miedo y una tristeza dolorosa cuando hay algo mal. No sabía que podía sentir tanto y me alegra que hayas sido tú quien me lo haya enseñado.

Mis emociones siempre están a flor de piel contigo. Siento tanto la felicidad que en todo el día mi sonrisa no se desvanece, siento tanta alegría que me inspiras a hacer cosas y termino siendo la persona más productiva en el mundo. La siento tanto que hablo y hablo, me paseo por cada rincón de la habitación tratando de entender esta hiperactividad, al entenderlo, sé que eres tú mi felicidad.

Siento tanto la tristeza que mi garganta se cierra, mi cuerpo pierde su calor y tiemblo, buscando un abrigo y sabiendo que tú eres ese abrigo. La siento tanto que no quiero levantarme, no quiero moverme esperando a que este sentimiento se vaya, que gracias a ti, se vaya. La siento tan intensa que duele, que me hace llorar y rompe mi firmeza y mi costumbre de no decir nada y fingir que no es para tanto, de esperar a que sola se vaya. Pero realmente no lo puedo hacer sola, porque te necesito a ti.

No te hago cargo de mis emociones, pero una sola palabra tuya basta para que me sienta bien.

Esto más que una carta también es una forma de agradecerte que permanezcas conmigo, aún si el camino no ha sido fácil. Pienso mucho en como las cosas han sido para nosotras y si pudiera cambiar algo, evitaría que esto fuera así. Si me preguntas, siento que de un tiempo a la fecha te he ocasionado más llanto que risas, y es el dolor más grande que he sentido.

Un puñal en el corazón pudo haber dolido menos que el día en que ocasione que perdieras tu confianza. Tú no sabes lo lindo que era ver a la princesa de mis ojos decirme lo confiada que se sentía al decirme las cosas y la seguridad que sentía al estar conmigo, el día en que eso cambio fue como si me rompieran cada hueso y me dejaran tirada. Siempre he estado preocupada por hacer las cosas bien, por poner primero tu bienestar antes que el mío, y sigo pensándolo. Soy lo suficientemente grande y fuerte para soportar tu dolor, no necesitas cargar con nada. No necesitas estar alerta, aquí estoy yo. Tu felicidad es mi felicidad, tu bienestar es el mío, si tú estás bien, yo lo estoy, si tú ríes, yo río, y si te duele algo, a mí tambiém me duele. No necesitas pasar por nada sola porque yo estoy dispuesta a tomar tu dolor y sentirlo, yo estaré bien si tú lo estás.

Es mi primera vez hablando con tanta sinceridad y con en el pecho abierto, y es que no quiero nada, te quiero a ti, siempre quise que fueras tú. He aprendido tanto sobre el amor y todo lo que conlleva, y espero que genuinamente sigas sintiéndote respetada y amada, espero que sigas sintiéndo que tienes un lugar en donde puedes ser vulnerable, quiero que puedas sentirte floja en mis manos.

Te amo. Amo tus ojos y lo expresivos que son, tus tiernos destellos que hacen que tu iris luzca como la miel. Amo tus mejillas coloreadas por la verguenza de ser descubierta, o por los nervios de encontrarte conmigo. Amo tus labios, la curva tan contagiosa que se forma en ellos cuando estás feliz, sobretodo, amo sentirlos bajo los míos y besarlos hasta sentir que podría obtener más de tu sabor y expander un poco más tu boca. Amo tus ondas que como el mar me atrapan, no necesito ir a ninguna playa si en casa tengo a mi perfecta mujer, con el mar bailando en su cabeza y el sol besando su rostro, como resultado, nacen tus pequeñas pecas. Te atravesaste con una cuidadosa mujer que adora observarte, cada pequeña peca brilla y destaca en ti gracias a mis atentos ojos, cada pequeño detalle en ti, hasta la forma de tus poros, destaca en ti. Amo como duermes, tu forma tan tranquila de respirar y lo frágil que luces bajo la tranquila noche. Amo como te mueves, como te escabulles entre mis brazos y como buscas más de mí, y claro, amo darte todo lo que quieras de mí. Amo tus manos, suaves y pequeñas que en mi cuerpo se deslizan como plumas, con la misma suavidad que rodea todo tu cuerpo. Y ya que lo mencionamos, amo tu cuerpo, amo besarlo y amo lo bien que encaja en mí, amo tu piel y amo como inconscientemente te acercas más a mí. Amo tu vulnerabilidad, tu sensibilidad y tu romanticismo, amo las palabras que salen de tu boca y las risas que llenan cada espacio de mi alma. Amo tu inteligencia, tu forma de ser, tu forma de amar y tu esencia. Te amo a ti, amo que seas mía, y amo ser tuya.

Amo la forma en que solucionamos nuestros problemas, o bien, la forma en que lo inténtamos. Dejamos en claro que definitivamente entre nosotras no falta amor, es mucho más grande que cualquier otra cosa y más fuerte que todo, nuestro amor me nutre, Milena, y es por eso que no estoy ni un poco cansada, puedo soportar mil puñaladas y estar bien si tú lo estás.

Todo ha dejado de ser relevante para mí. Todo lo que me gustaba antes de tu llegada ha dejado de gustarme, te has encargado de robarle el lugar a cada una de esas cosas, ahora, tú eres en lo que se basan mis gustos. Me hiciste tan tuya que cada aspecto de mi vida te pertenece, soy tan tuya que ya no me siento en mi propio cuerpo, solo estoy aquí para cuidar de lo que te pertenece, y mantenerme viva para ti.

Esta carta ha sido dominada un poco por la tristeza de atravesar otro problema. Por último, me gustaría decirte que vamos a estar bien, sea lo extenso que tenga que ser, o la dificultads que tenga. Pero nosotras vamos a estar bien, y me voy a encargar de que eso sea así.

Para tu novia, nada es imposible.

Felices tres meses juntas, mi conejita, gracias por hacerme tan feliz y enseñarme tanto en todo este tiempo, e incluso desde antes. Gracias por estos cinco meses enseñándome lo que es el amor. Te ame, te amo, y te amaré.