Sin querer, volví a encontrar un nuevo deseo, un nuevo distractor.
Es diferente al anterior, no atraviesa la obsesión, pero sí la nostalgia. Nostalgia de volver a sentirme parte de algo, de un grupo y, sobre todas las cosas, de un motivo.
El deporte es algo maravilloso, con sus alegrías y sus frustraciones. Se aprende a disfrutar de los buenos momentos y a afrontar con madurez los malos.
Igualmente, extraño un poco la obsesión, ese túnel mental que te lleva a quererlo todo, esa sensación que te colma el pecho y te hace sentir vivo después de tanto esfuerzo.
Hoy lo vivo de otra manera, más feliz y menos obsesionado, pero el recuerdo de eso que te llevó hasta la locura, a veces, te hace sentir vivo.
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