Mi mundo

Podés sentir empatía con el camino de la destrucción por tu mano creado por tu control, pero no con la vida de mi mano construida, que, con tu camino destruiste.

Quizás querías que sea tuya. Dejar una huella inborrable separandome de todo hasta agotarme a mi misma.

La manipulación dañó el criterio, aprovechaste ese daño para construir tu camino, tu camino sobre el mío.

Cada día se desprende una piedra que antes era piso. Trato de caminar para atrás para estar más segura y mi cintura se topa con una montaña de destrucción. El filo de la desaparición de la vida lastima mi espalda como una roca hirviendo en una noche repleta de humo que aterriza el incendio. A veces pienso que me gustaría nadar en aguas tranquilas y misteriosas para recuperar un gramo de mi y hacerme grande, armar las piedras, despejar el camino y abrazar a un alma entendida. Pero hace rato que la calidez se ha esfumado y no escucho las rocas caer, no sé a dónde van. Hay una oscuridad fría, un vacío rojo que duele como una herida que no recupera. El aire se ve denso tras una cortina que acalara el negro. Llega como un eco que retumba cuando alguien habla a lo lejos y la vuelta del miedo hace caer. Quizás nunca quise vivir y mi deseo ha sido siempre morir. Escribirlo me hace dar cuenta de lo ridículo que suena decir algo así. Estoy agotada de caer y no he caido.

A veces pienso que sos personas, como tus dos o tres letras. Tus dos o tres maneras de tratarme, tus mentiras y tu única manera de hacer la destrucción. Pero mi mente te inventa con reconocimiento y cariño uniendo puntos y formando figuras amables que dejen de lastimarme. Nada me devuelve el mundo.

Despertar entre el precipicio y un derrumbe empequeñece mis pies. No hay motivos entre la almohada y el cuerpo. Se siente como comer sin hambre y vomitar sin ganas. Cada pensamiento es como un gusano de metal pesado que se retuerce con otro y pesa y aplasta hasta el sueño dónde sueño con ellos. Y no puedo entender muchas cosas pero siempre había podido levantarme. Abrazo el cruel vacío. Que el ruido se apague, que la tregua deje de divagar y me deje soñar para no levantarme. Di una vuelta cuando no hay oxígeno porque estoy fuera de mi mundo.