Eres mi refugio, mi casa, mi hogar,
un rincón de paz en medio del huracán.
En tus brazos encuentro abrigo y calor,
como un fuego encendido que aleja el temor.
Tus palabras son paredes que nunca caen,
sólidas, firmes, me sostienen cuando desmayo.
Tus ojos, ventanas abiertas al sol,
iluminan mis días, me llenan de amor.
Tu risa es el techo que me cubre del frío,
un manto de estrellas que alivia el vacío.
Y tu corazón, la puerta que siempre está abierta,
donde puedo volver, aunque en el mundo me pierda.
No necesito muebles, ni cuadros, ni estantes,
tu presencia basta, lo hace todo importante.
Contigo el mundo se siente pequeño,
y el hogar eres tú, más allá de los sueños.
Así, mi lugar seguro eres tú, tan claro,
una casa viva que nunca es en vano.
Donde quiera que estés, ahí quiero estar,
porque en ti he encontrado mi único hogar.
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