Observo este mundo
y lo único que obtengo son almas
vacías que, tan solo con su presencia
hacen que mi respiración deje de funcionar.
Mis manos, mis piernas, mis extremidades
se convierten en agua,
agua pesada que me paraliza,
me ahoga y hace cuestionarme:
¿Qué soy yo en esta vida?
Cansa, agobia, me aflige este caos.
Quisiera explotar en llanto
inquebrantablemente,
buscar una salida en mis cuatro paredes,
buscar una solución en aquel horizonte incierto,
vacío, lleno de niebla densa.
Pero, quizá estas almas están
tan desoladas,
y anhelan el regreso de un día
cálido y soleado,
lleno de flores junto con mariposas volando tan libremente,
tal vez lo desean tanto como yo, pero
me da risa mi ingenuidad.
Y si, si mantengo la esperanza de que algún día pase,
tal vez solo sea cuestión de tiempo,
pero parece venir lento.
Y si soy honesta,
la ilusión de esperar se va
despidiendo con cada día,
y con cada llanto.
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