Fue una tarde espléndida.
Los pájaros cantaron sus hermosas melodías.
Las flores muertas renacieron,
sus colores fríos y apagados volvieron a pintarse
de un color llamativo y cautivante.
El sol me saludaba con sus rayos
y cada brisa de calor me decía al oído
que hoy iba a ser mi día favorito.
No comprendía muy bien porqué la energía era esa,
ni porqué luego de un largo tiempo,
finalmente mi cielo se había despejado.
Pensé que me iba a morir y que la naturaleza
me estaba dando un último regalo.
Pero, por supuesto, todo lo externo
y todo lo interno me estaba guiando a conocerte.
Qué impredecible es la vida.
Mis cinco sentidos no esperaban nada de
lo que experimenté.
Dulce vida,
dulce alma,
creo que encontré el amor.
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