Siento la calidez de un cuerpo que no tocó
y la suavidad de tus manos inexistentes.
Creo oír el sonido de tu voz que me guía,
pero luego solo despierto del sueño
en soledad.
Extraño el sentirte cerca,
cuando los problemas eran lejanos.
Cuando solo podía pasar horas enteras
sin sentirme envuelta en un caos.
Extraño tu presencia tan explosiva,
que ahora solo dejo chispas que son
un recuerdo constante de lo mucho
que te perdí.
El eco de tu risa en aquel salón gris,
que con el tiempo, más se aleja.
A veces solo me gustaría detener el reloj,
como si eso detuviera tu partida.
Como si las horas retrocediendo
podrían traerte de vuelta.
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