Todos tenemos un lugar donde podemos estar solos y en silencio. Me refiero a un refugio privado, dónde vamos cuando queremos alejarnos de todo.
En mi caso, mi "cuarto blanco" es un pequeño rincón con paredes blancas lisas y aburridas y solo una puerta y una ventana. Es un lugar de mi casa que no tiene ni un solo enchufe, que me permite estar en calma, alejado hasta de la tecnología.
Todos los días, entro un rato en este espacio donde nadie me invade, y soy libre de ser, reír, llorar, patalear o bailar.
Todos debemos tener uno, sin importar cual sea, a dónde escapar, lejos de todo, inmersos en la nada.
Vivimos en un mundo hiperactivo donde la tecnología nos abruma, las redes sociales moldean nuestro comportamiento, el consumismo asfixia y la negatividad se apodera de los medios. Salimos a las calles y enfrentamos el descontento social y la rabia ante realidades que escapan a nuestro control. Pero si bien, en las veredas abundan las caras largas, también hay sonrisas que pueden cambiar tu día.
Por eso, considero necesario encontrar un lugar tranquilo donde la negatividad no pueda sofocar nuestra mente.
En fin, espero que todos puedan encontrar un lugar de paz que les permita resetear su mente, pensar, enfrentar los problemas, salir al mundo y empezar de nuevo.
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