Ojos carnívoros y sonrisa tierna,
como el paraíso y el infierno en un solo lugar.
Mirada que devora, risa que quema,
un juego de sombras donde yo soy tu peón.
Tus ojos, abismos insaciables,
donde la devoción se convierte en sacrificio.
Cada mirada, dolorosa como un puñal,
cada sonrisa, un consuelo engañoso.
En el paraíso de tu rostro,
encuentro la tentación de perderme.
En el infierno de tus ojos,
siento el deseo de ser devorada.
Tu sonrisa, un refugio fugaz,
donde me escondo de la voracidad de tu mirar.
Pero tus ojos, siempre hambrientos,
me encuentran, me consumen y me reclaman por más.
La devoción y el fervor se entrelazan,
dando paso al baile macabro de nuestro ¿amor?.
Vos, el paraíso y el infierno,
yo, la ofrenda que se rinde sin reclamar.
Ojos carnívoros, sonrisa tierna,
devórame con tu amor mortal.
En tus profundidades, encuentro mi destino,
un éxtasis sombrío, una oscura necesidad
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