Mi artesenia con sus heridas, no quiero que sean mias
Sep 16, 2025
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Si no doy forma a lo que siento, me deshago por dentro:
soy un mapa sin motivo, un lugar donde nadie vuelve a pasar.
No sé otra lengua que el silencio del dolor; no sé otra artesanía que la herida.
Me alimento de rutinas, de migajas confortables,
y no encuentro cómo hacer de este existir algo soportable.
No sé hacer nada y, en el mismo gesto, no quiero sentir nada.
Tal vez la única salida es el final —lo pienso como quien mira una ventana lejana—
pero me faltan fuerzas incluso para intentarlo; la fatiga me cubre como un manto frío.
Hay una voluntad que querría morir y un cuerpo demasiado cansado para emprender ese adiós.
Así me quedo: con manos vacías que buscan una obra,
con la urgencia de nombrar lo que quema antes de que se apague,
con la necesidad de que mi dolor tenga cara y archivo, para poder volver a él.
Que alguien encuentre, algún día, un rastro mío hecho palabra;
que mi voz, aunque cansada, deje constancia de que existí, que sentí, que pedí tregua.
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