Meta pendiente

Ayer cumplí una meta pendiente.

Recuerdo que me prometiste cocinar algo para los dos, quizás algunos de tus platos favoritos, esos que solías hacer cuando decías que era un día especial.

Hubieras llegado a casa con esa alegría que te caracterizaba para felicitarme con un abrazo, incluso solías disfrutarlo mas que yo.

Nose que fue lo que paso, tampoco se si todavía me debes esa comida.

¿Será que las promesas se anulan automáticamente?

Igualmente fui a celebrar, aunque el bar te extrañaba y no era para menos.

Podía sentir ojos ajenos buscándote, como si faltara tu voz, los silencios se volvían incómodos y nombrarte no estaba en los planes.

Cómo si hacerlo fuera a activar algún mecanismo en mi interior para romperme lentamente.

(Aunque de hecho, ya lo estaba)

Aún así, esos silencios, seguían siendo tus momentos, la noche paso rápido pasamos un rato agradable con los chicos.

Al llegar la hora, no faltaron sus abrazos de felicitaciones, aunque creo que también abrazaban aquel vacío que sabían que tenia dentro.

Me di cuenta el calibre de su amistad yde cuanto te quieren, todavía.

Por lo que eras, por lo que vieron de mi, cuando eramos dos.

La madrugada empezaba a abrazar la noche, mientras, yo tocaba la pantalla del teléfono esperando tu mensaje, no es que fuera tonto, sabia que no iba a llegar, como en mi cumpleaños, cuando papá falleció y necesite demasiado de vos o de cuando conseguí trabajo y tenía que atravesar un nuevo camino

Me acordé de aquel día cuando pudimos palparnos el alma mutuamente, sé que te hubiera gustado acompañarme, abrazarme, decirme que me cuide y sea responsable.

Pero somos demasiado orgullosos, o quizás fue el hecho de pensar que soltar es la solución a todo.

Siempre pensé que borrar recuerdos no es borrar lo que somos cuando estamos cerca, tuve ganas de llegar a casa y llamarte. No es que no sea feliz, estoy contento de estar rodeado de muchas nuevas personas.

Me siento bien cuando visito amistades, esa persona que me atrae, con la que me gusta pasar el rato, pero que no se da una idea cuanto me llama la atención.

Aunque creó que lo sospecha.

Llegado a este punto ya no me importa que cocines, ni mucho menos todas esas promesas que nos hicimos, tampoco que estés conmigo.

Pero si odio no tener los huevos para invitarte a celebrar, este año aprendí a festejar, a dejarme llevar y ser sincero.

Es una reconstrucción y este es el comienzo de una verdad.

Aprendí a escribirte en mis días mas vulnerables, para contarte como va todo, para que veas como brilla el sol todavía.

Como brillas vos, en mi.

Ojala algún día podamos festejar.

( Y ojala, sea pronto)