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Mes de prevencióna suicidio 🎗️🧠 | Sentir demasiado y elegir quedarse | El abismo que me enseñó a flotar.

Sep 5, 2025

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Mes de prevencióna suicidio 🎗️🧠  | Sentir demasiado y elegir quedarse | El abismo que me enseñó a flotar.
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Vos viste qué difícil es a veces respirar con un corazón que pesa?

Es casi imposible sentir demasiado en un mundo que a veces parece no sentir nada.

Sentir demasiado

Hubo días en los que percibí a la soledad sentada a mi lado, a la ansiedad revolviéndome por dentro, a mi mente castigándome sin descanso.

La vida era un pasillo sin salida.

Hubo momentos en los que quise olvidarme de todo y silenciar mis pensamientos, cerrar los ojos para no abrirlos más.

Porque sentir demasiado es convivir con un corazón que arde, que a veces quema mucho más de lo que alumbra.

Es cargar con detalles que otros ni notan, es llorar por cosas que el mundo descarta, es cansarse de no poder “pasar por alto”.

Hay gente que nace en familias dañadas y no entienden su concepto torcido de amor, y se asustan cuando alguien les da afecto porque no saben si es la manera correcta o incorrecta de demostrar cariño. Y de ahí nacen algunas relaciones tóxicas.

Otras veces, conocemos personas que nos drenan tanto a tal punto de no querer conocer a nadie más. Nos generan desconfianza, malestar.

Qué triste es estar rodeados de personas y aun así sentirse miserable, inferior, con mala suerte, como si la injusticia del mundo cayera sobre uno sin razón ni previo aviso.

Qué desgarrador es sentir que no pertenecemos a ningún lugar. Cuando en realidad pertenecemos a cualquier espacio si aprendemos a estar bien con nosotros mismos.

Podría seguir con tantos ejemplos en todos ámbitos de la vida.

Sentir demasiado es ver eternidad en lo efímero, es encontrar poesía en lo roto,es abrazar incluso las heridas porque sabemos que, gracias a ellas, también crecimos.

Elegir quedarse

Este mes me recuerda que la vida no siempre es ligera, que a veces el alma pide un descanso.

No estamos solos como creemos.

Elegir quedarse es un gesto de amor hacia uno mismo, aunque a veces ese amor parezca invisible, sin sentido.

Si pensás que no podés más, quiero decirte algo desde mi verdad:

Yo también quise no estar acá.

Yo también pensé que no valía la pena.

Y aun así, acá estoy.

Elijo quedarme.

No por nadie en específico, sino por mí.

Yo también estuve ahí y aprendí a reconocer algo que pocas veces se ve: el brillo diferente en las miradas de los que han estado en la oscuridad.

El mundo sigue girando, y nada vale tanto la pena como para apagarnos hasta tal punto.

¿Por qué desaprovechar la vida?

Si cambiamos el foco, en lo más oscuro siempre podemos encontrar razones para seguir adelante.

Aprendamos que cada herida puede volverse raíz, que cada noche oscura termina encontrando un amanecer.

Hasta lo que duele puede transformarse en gratitud y sabiduría.

El camino es lento, introspectivo, doloroso.

Pero, ¿por qué no intentar?

Elegí quedarte:

Por los abrazos que todavía te esperan, por las risas que aún no escuchaste,

por las personas que todavía no conoces, por las mascotas que te quedan por acariciar,

por los lugares que te quedan por ver, por las sensaciones que te quedan por experimentar,

por los soles que todavía no viste nacer.

Deseo que desde tu propia oscuridad, puedas elegir(te).

Porque incluso cuando no lo ves, incluso cuando todo parece vacío, la vida sigue diciendo: todavía hay algo para vos.

Escribamos, saquemos lo que tenemos adentro; es una manera preciosa de transformar el dolor en cura.

Y aunque personalmente muchas veces me pesó la vida, aunque pasé días enteros sin salir de mi cama, aunque me dolió no ser elegida, aunque sentí que siempre algo me faltaba, que todo lo que hacía nunca alcanzaba, aprendí que todo lo que pasé me hizo también ser como soy: una persona que no guarda lo que siente, que escribe para sanar, que agradece incluso lo que le dolió y que valora lo que tiene cada día.

La vida no se termina en la pérdida de ese amor que creímos eterno, en la familia que nos tocó , en amistades que no valoraron nuestra presencia, en la baja nota de un parcial, ni en un mal día de trabajo, ni siquiera en resultado médico negativo.

Mucho menos en la pérdida de nosotros mismos; porque sabes algo? siempre podés volver a encontrarte.

No somos lo que nos pasó, somos lo que elegimos hacer con todo eso que vivimos.

Tenemos la capacidad de construir un mundo nuevo desde los escombros.

Tenemos derecho de volver a nacer las veces que sean necesarias.

Gracias Quaderno por regalarnos este espacio de autosanación.

En este mes de prevención al suicidio, deseo que mi escrito le llegue a quien tenga que llegarle, y pueda sacar lo que tiene adentro de su mente y poner en palabras eso que tanto duele, para así, de a poquito, ir sanando.

2018.

Quisiera dejar esto que escribí el 25 de enero de 2018 (con 15 años), sin saber que, tres meses después, mi vida iba a dar un giro enorme (para bien y para mal).

Hoy leyéndolo desde la lejanía, me agradezco la resiliencia que aún conservo. Los vínculos que rompí y los que transformé.

Este es mi recordatorio de que sí puedo.

Y por eso te pido: seguí adelante.

"El abismo que me enseñó a flotar":

______

Y cuando menos lo esperas, caes.

Caes de esa barranca, en la cual siempre caminabas al borde.

De un momento a otro, en cuestión de segundos, todo puede cambiar.

Un paso en falso - probablemente no intencional - puede hacerte perder la razón.

De un día al otro, las personas cercanas se alejan.

De un día al otro, uno mismo puede agrietarse aún más.

Hoy es el día, en el que ya no me rasgo.

No solo caigo. Ni me golpeo. Ni me esfumo.

Esta vez, dejé de respirar.

Sentí presión en mis pulmones.

Y mientras caí, pensé en seguir adelante,

pensé en las cosas buenas que aún podrían pasarme.

Cayendo intenté agarrarme de las piedras de esa barranca que conozco de memoria.

En ella, habían rastros, un camino de sangre seca de las anteriores veces que intenté ser positiva.

Cuestioné el porqué.

El porqué debería seguir caminando al borde si solo soltándome acabaría con todo el dolor.

Si luchando lo único que lograba era decepcionarme, esperanzarme con falsas ilusiones, con falsos hechos que solo en mi mente prevalecían para hacerme sentir un poco mejor, un poco menos miserable.

Mis manos dolían, llenas de moretones, pálidas.

Sentía el dolor, sentía la sangre.

Lloraba sin descanso.

Ya no era la misma de hace un año atrás, eso lo sabía de lleno.

Tal vez podría cambiar, ser mejor, podría intentarlo.

Podría intentar ser feliz una vez más.

Pero al saber que no lo sería,

al menos no con esa misma ilusión de antes,

decidí soltarme.

Miré hacia arriba.

En mi panorama yacía cada piedra de la barranca.

Y como si fuera la primera vez cayendo de ella observé todo con detenimiento.

Ese cielo celeste, más radiante que nunca, poseía escasas nubes y un radiante sol.

Ese que tanto me gustaba ver.

Hoy sería el día perfecto para acabar con todo pesar, con todo sentimiento y así fue.

Me desplomé en el fondo del mar, cerré los ojos y no me inmuté en lo absoluto.

Esta vez ya no habrían segundas oportunidades.

Esta vez era el fin de todos y todo. Mi fin.

Sentí el agua helada y salada en mi piel.

Ya quedándome sin oxígeno, pasó lo inesperado.

Decidí flotar por mi cuenta.

Decidí darme una última oportunidad.

Nadie iba a salvarme,

éramos solo yo y mi mente destructiva.

Me impulsé hacia arriba, y logré respirar,

como si fuera la primera vez que lo hacía.

Renaciendo, dejando el dolor atrás.

Motivada por ese mismo dolor que minutos atrás me estimuló a caer y no querer salir a flote.

Las heridas que antes ardían, gracias a la sal del mar, ahora parecían sanarse.

Y fue en ese momento en el que decidí nadar hacia la orilla.

Un nuevo comienzo en la cálida arena, un nuevo comienzo en el cual no me permitiría volver a sufrir.

Milagros 🌀

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