Menos eso.

Puse mi mano sobre la almohada y apareciste.

Fue instantáneo.

Ahí estuviste un rato mientras miraba una serie.

El ruido en aquel silencio empezaba a ser abrumador.

Estaba todo apagado.

La luz de la pieza.

La de la cocina.

La del celular.

(Y yo también, un poco)

Solo la tele, la serie y mi brazo.

Trayendo el tacto de tu cuerpo a mi lado.

Fueron segundos, un silencio enorme.

Casi tanto como aquel ruido a "Y si pedimos helado".

A nosotros escuchando alguna banda.

Aquellas canciones de el kuelgue con las que dormías.

A tu risa a carcajadas recordando mensajes.

También se me vino a la cabeza ese ruido espantoso que hacías en tus berrinches.

Y mientras me reía pensaba si todavía lo seguirás haciendo,

O si ya te volviste aburrida.

Conversaciones de tiempos sin descanso.

Bueno. ¿Estas bien?

Ya va a pasar.

¿Llegaste bien?

No les des bola.

Ya te falta poco para ir a tu casa.

¿Y si no vemos hoy y terminamos esa serie?

Estoy muy cansado del laburo.

Que infumable esa mina, perdón, se que es tu amiga, pero me cae mal.

Tengo mucho sueño.

¿Porqué te querés ir lejos?

Perdón.

¡Buen día!

Que descanses!

¿Que día estás libre?

Que exagerado.

¿Estas segura?

Que paja no verte hoy.

¿Te gustaría acompañarme?

Gracias.

Que rico te salio, pasame la receta.

¿Eso es una salsa?

Mandale un saludo.

¿Está mejor tu abuela?

Y así, bastante ruido.

De ese que desaparece

Pero cada cierto tiempo

Vuelve a aparecer para traerte nuevamente

Fueron varios segundos.

Hasta que me avivé.

Acomode el brazo y me concentre en la serie.

Casi me pude olvidar.

Al fin y al cabo estaba todo apagado, en silencio.

No daba molestarte.

Aunque eso es lo maravilloso

Seguro me ibas a entender

Cálculo que todo se pierde, menos eso.