Mendigando entre los rayos de sol de la tarde.

No es tristeza, ni rabia contenida, ni sentirme mal conmigo misma. Es algo más indescriptible que la propia palabra vacío. El materialismo en mí está muerto y aún así, ni olvidándolo me ha llegado: Ni una pobre flor cortada o un escrito.

No es algo que te importe, sin embargo a mí sí me importa. Es como un logro que no está ni a medio camino de ser conseguido. Como un intento estúpido por caminar sobre los cerros, rodeando la tierra en un día.

No quiero dejarlo para algún día. Quiero vivirlo, vivirlo en primera persona. No en segunda, ni tercera, ni cuarta, ni seguir contando los días y las horas en la tarde. Viendo el sol esconderse cálido mientras yo sigo fría.

Esperando un abrazo o una caricia, o algo tan sencillo como una sonrisa.

No estoy rimando, no me salen las rimas.

Me quiero enamorar, quiero llorar y me quiero enojar. Quiero pelear y gritarle hasta besarnos bajo la lluvia. Algo parecido a crecer, experimentar, probar suerte.

Así que por favor, acércate.

No me apuro, antes de que alegues, no me apuro.

Lo peor es que luego te burlas.

Pero no lo espero por tus riñas, lo espero porque quiero. Porque creo en lo que merezco y en lo que puedo dar: Amor, simplemente amor.