La miras, te besa.
Te miente, te deja.
Te miro, te quiero.
Me haces reír y en el fondo me quejo...
Porque se va sin antes avisar, te deja con la comida a medio cocinar. mientras yo preparo la mesa desde otro lugar, sabiendo que nunca vas a llegar.
Las peleas pasan por tu mente y te desespera, tocas esas melodías en el viejo piano, recordando todo lo quedó en aquel verano.
Pero aún veo tu ropa lavanda y ese pequeño brillo dorado en mi cara, dónde me dejas conocer un poco más sobre aquello que me hizo amarte. Es que, niño, eres arte. Y por un momento, desee ser ella para evitar lastimarte; Quien ahora piensa en otros labios, cuándo yo me asfixio aquí, esperando por los tuyos.
Escribo en mil papeles cómo es que sería, que es lo que haría, ¿Cómo me detengo, Zeus? Si esto ya es una manía.
Me sigo preguntando cómo puede una persona hacerte conocer el cielo y el infierno en una misma vida mientras sigue con su día a día.
Y a veces me quejo mirando hacia el cielo diciendo: "Déjame morir aquí si mis deseos no se van a cumplir", ahora en mi lápida río sobre lo que quedó aquí.
Cuando la dejes ir yo haré lo mismo por ti. Tal vez, algún día, podamos encontrar a los indicados al fin.
Isabella Ganci
Escribir es mi desahogo, entendimiento y cura. En mis escritos verán: Amor, dolor, idealización, superación personal y más sobre salud mental. Objetivo: que se sientan comprendidos
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