Media noche

Las luces parpadean cada vez más rápido. Me encuentro rodeada de gente que no conozco; el ritmo de la música es tenue y los colores fulminantes me llevan a un viaje desconocido. Te busco y no logro encontrarte. Camino desesperada, recorriendo diferentes emociones. La noche luce triste, pero la acompaña un poco de alcohol.

La pista de baile se hace cada vez más grande. Estoy rodeada de mi mayor temor: la soledad. Mi corazón late frenéticamente ante esos miedos absurdos, aunque esta vez sea yo quien huya por miedo a perderte o de amar nuevamente.

Me buscas a pesar de que yo siempre me vaya de tu lado. ¿Por qué lo haces? ¿No ves que no soy suficiente para ti? Tengo tanto miedo de amarte y que, cuando menos lo espere, te vayas. ¿Por qué debería confiarte mi amor?

Afuera, en el balcón, con una copa de alcohol, ignoro a la bulliciosa gente. Las parejas se abrazan y se juran un amor eterno que probablemente acabará en tragedia. Los amigos ríen, reviviendo viejos tiempos y trazando nuevos recuerdos. Y luego estan las personas como yo, ignorando la vida, esperando un milagro para encontrar un sentido, o tal vez encontrándonos cómodos en la soledad. Miro mi copa casi vacía. Te extraño, claro que lo hago.

Aunque me duela dejarte ir, tengo que hacerlo. Soy egoísta por tomar decisiones sin consultarte, pero tarde o temprano íbamos a llegar a este mismo final, donde te darías cuenta de que nuestro amor es solo una fantasía de medianoche.