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Media mañana otoñal

Protervo

May 20, 2025

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-La otra vez me acordé de un caso clínico que nos habían contado. Era de un hombre mayor que acudió a la guardia por dolor abdominal que no cedía y que iba empeorando con el transcurso de las horas. Dada la creciente gravedad del cuadro, deciden hacer una laparotomía exploradora y descubren una isquemia mesentérica. Si bien es tratado por la afección que lo llevó a la consulta, murió un día después. Y luego me acordé de otro de una mujer en precarias condiciones de vida que tenía un carcinoma de cuello uterino avanzado. Ya se encontraba en situación de últimos días de vida. La preocupación de los médicos era que no querían que sus tres hijos chiquitos estuvieran en el momento de la agonía y el óbito.

-Ajá ¿Y entonces que pasó?

- ¿No te pasa que acordándote de cosas así, te invade una sensación de vacío abrumador? Como que las cosas en las que empezás a pensar pierden sentido: la carrera, las actividades de la vida diaria, los motivos para hacer las cosas y demás

-Eventualmente, cuando ese tipo de cosas vienen a mi mente, solo me siento afortunado de no ser yo el protagonista de tales historias horrendas.

-Otra cosa que siento es que recuerdo cosas bellas de mi pasado, cosas inocentes y tiernas en cierta medida, de cuando la vida me pertenecía de verdad y no lo sabía. Al recordarlas, siento una tristeza algo rara, parecida a la melancolía.

- ¿Te referís a que sentís nostalgia?  

-No exactamente, si no que ese contraste de cosas, es decir, entre los bellos recuerdos de la niñez y las experiencias actuales sombrías, me hace sentir que, en este mundo, las cosas bellas no son bienvenidas, que son más bien sempiternas presas de la desgracia.

-Como que lo único que les queda por hacer es estar a la espera del próximo desastre ¿verdad?

- Sí, eso mismo

-En cierto aspecto es así: las cosas van bien por un rato, posteriormente comienzan las adversidades, luego viene la bonanza y así hasta que dejemos de respirar. Pero también hay que recordar el papel de la percepción. Desde una óptica como la tuya todo parece deprimente, pero desde otras más optimistas o incluso más pragmáticas, los malestares son meramente circunstanciales o hasta tal vez, motivadores para realizar aquello que nos proponemos. Así, el mundo se divide en unas cuantas facciones con diferentes concepciones del mundo: desgraciados derrotistas, optimistas aturdidos, pragmáticos obtusos y muchas combinaciones más.

- Pues mi problema viene por el lado de que tengo la percepción de un desgraciado derrotista, pero que afecta mi desempeño en la cotidianeidad.

-Ahí me agarraste, ya que no se si hay métodos eficaces y estandarizados para cambiar el impacto que las cosas nos producen en el ánimo. Por más razón que le apliques a la percepción, la sensación se impone.

-Vaya condena este aparato neurológico que deriva en el desánimo

-Cada uno, con su cruz, hasta sucumbir. Pero no te desesperes, en la actualidad hay muchas formas de apaciguar ese demonio interno, cada una más repugnante que la anterior, pero eficaces.

-Mmmmm creo que mejor serán mi tristeza y yo, aunque esta me mate.

Protervo

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