me voy a dormir

¿cuánto vale tu amor?

me he preguntado desde que tengo memoria, cuántas partes de mi he de sacrificar, qué tengo que dar, cuánto menos mía, menos yo, tengo que ser,

para que me veas, para que sientas, para que me creas, para que me quieras. para que veas quién soy yo, no la proyección de tus sueños rotos, no la niña que ya no soy, que no seré, no mi inocencia perdida, no el prodigio de persona que alguien dijo una vez que era, y vos te quedaste con eso. que veas quién soy, en quién me convertí, quién quiero ser, algún día seré, seré alba, sere blanca, seré pura, soy borrosa, soy gris ahora, soy noches desveladas, soy un dolor inmenso que intento sacar a manotazos inútiles de mi pecho, de este pecho tan lleno de sentires que no logro descifrar y poner en palabras, graficar en versos.

cuánto de mí he perdido, desangrándome en estas cuatro paredes, de esta casa que nunca fue un hogar, cuántos gritos he ahogado, si siempre dije que no, pero a lo mejor un día diré sí. algún día seré la chica que tú esperas. si cada vez que intenté pedir ayuda, convertiste mis patadas de ahogado en una manifestación que se decía egoísta. ¡amor mío! qué más quiero yo, que entender tu dolor, que sacarlo como extracción de sangre, e inyectarlo en mi alma, para darte la paz que mereces, qué más quiero yo, que vos creas estas verdades que cuento, cuando mi inocencia fue perdida, amor mío, creeme, no te miento, quizá era joven, pero no tonta, soy necia pero no olvido cuando mi cuerpo fue corrompido, cuando mi silencio fue comprado por palabras de alguien que se suponía debía cuidarme, cuando mis risas fueron ahogadas con cuestiones que solo al cuerpo le incumben.

amor mío, qué más quisiera yo, que conocer otro lenguaje que no sea el de la violencia, pero si esa fue tu única dialéctica, es lo único en lo que pienso cuando alguien se me acerca con amor. si la violencia es la única lengua que conoce mi cuerpo, cuando se siente solo o frustrado, cuando siente que el sentir mismo sobrepasa la necesidad de hablar, y lo convierte en sangre, en ardor, en escozor que dolerá cuando haga frío.

¿cuánto vale tu amor?

si apenas me miras, lo digo de nuevo, yo sé sin duda alguna, que hay una distancia entre ambas, más grande que la que implicaría caminar mis veinte años sin parar, miradas lejanas a la ternura, miradas repletas de cinismo, que hacen que quiera arrancar mi piel, dejar el abrigo que me diste nacer, si el cuerpo que habito no es de tu agrado, si mi voz es demasiado fuerte, y mi caminar descoordinado, si mis manos son débiles, y mis ojos muy tristes.

amor mío, déjame dormir un tiempo, no mucho, ni poco, bastante, que alcance para que tu dolor se calme, y vuelvas a amarme.