Esa noche,
en la que teníamos tantos miedos
tanto dolor.
Me sentí observada
expuesta,
vista.
Me desnudé,
aún con la ropa puesta
abrazada a vos,
sintiendo los rápidos latidos de tu corazón.
Sentiste mis miedos,
los tuyos
los nuestros.
Sentiste mi respiración pesada,
por el nudo en mi garganta
formado por la intensidad de mi pesar,
como si una marea de tormenta se tratara.
Viste mis ojos,
amenazados por pequeñas gotas
que se hacen llamar lágrimas.
Lagrimas de dolor,
de arrepentimiento
de miedo.
Sentiste mi piel temblando,
en cómo ella se aferraba a vos.
Eras en quien buscaba la calma,
con mi cara en tu cuello
con mi nariz guardando tu perfume
y ese recuerdo.
Me viste sintiendo
pero también,
me viste temiendo perderte.
Me viste queriendo consolar,
un dolor que yo ocasioné.
Me viste secar tus lágrimas
mientras las mías amenazaban con salir.
Me viste sin armadura,
me viste mientras me permitía sentir.
Me viste en una vulnerabilidad
que nunca creí, que de esa manera
alguien más pueda verme.
Me viste así,
con los sentimientos bordados en mi piel
con todo mi amor por vos
queriendo ser expresado.
Decidiste quedarte.
Por lo que nunca me arrepentí
de que me veas,
como por fin soy
y de lo mucho que siento.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión