me siento como una niña,
sola y perdida,
barada en medio de la calle,
él ya no me lleva de la mano,
me soltó y me dejó abandonada
entre tantos autos y gente,
todos pasan y se vuelven en mi contra,
soy diminuta en medio del caos:
silencio en el ruido,
lágrimas en el enojo del tráfico,
vulnerabilidad en la crueldad,
tal cual único árbol en medio de edificios.
cada cierto tiempo,
él me deja allí abandonada,
nunca voltea a mirarme,
y no lo culpo por eso,
me lastimaría más saber que me mira
y que aún así
mis lágrimas no lo conmueven.
cuando me suelta
yo me quedo quieta,
pues no tengo adónde ir,
¿en dónde me escondo,
si solo conozco sus brazos como hogar?
perseguirlo es inútil,
tengo que aprender a migrar,
siempre me lo repito,
pero vuelvo a caer.
soy una niña barada en la turbidez humana
siendo contaminada con maldad,
propensa a ser corrompida,
yo tristemente resisto,
deseando que él me tome de la mano
y que me cuide,
incluso si es de él mismo.
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