Me quedé sin sol

Cinco de copas. Me pedís que te acompañe. Soledad embriagante que nos consume con necesidad. En cualquier otra ocasión hubiera cedido pero ya no sé ni cómo actuar. Me tenés en la palma de tu mano, y lo peor es que probablemente lo sepas. Mis murallas se derrumban y ya no hay arquitecto que las pueda volver a diseñar.

Tres copas caídas. Me doy cuenta en tu forma de hablarme. Lo veo en tu invitación y me consume el hambre de la curiosidad, del "qué pasaría si". Bromeo, no sé cómo te lo vas a tomar porque ya no te reconozco ni vos a mí. Me lastima porque en realidad soy un libro abierto.

Dos copas se mantienen de pie. ¿Son para mí? Ya no sé qué marea seguir. Me dejo llevar y en el camino me clavo todas las piedras. No me importa porque el dolor ya no duele.

Convertiste mi dolor en mi sed nocturna cual vampiro. Es con lo que me tengo que conformar. ¿No lo ves? Las acciones se me escapan de la boca antes de que pueda decidirlo. ¿O es que acaso lo ves y elegís quedarte? Es por eso que mi cabeza da vueltas interminables buscando una señal. Pedir una sería tarea laboriosa. Todo lo que recibo es lo que me das y como paloma elijo picotear lo que quizás sea lo único de lo que pueda gozar en meses.

Ya no sé dónde vivimos. Nuestro hogar pasa constantemente de palacio a caja de modo cíclico. El cambio es inevitable y lamentablemente para mí, sorpresivo. Construyo las paredes ladrillo por ladrillo con mis propias manos a carne viva y me siento a dejarte destruirlas de un soplido cuando te dan las ganas.

Ya no sé si sé quién sos, qué querés, hacia dónde vas. Ya no me lo comunicás como solíamos hacerlo. Ya no sé si sabés quién soy, qué quiero, hacia dónde voy. Yo te lo grité pero creo que elegiste no escucharlo. Y no te puedo culpar porque yo tampoco quiero escuchar la verdad. No quiero ni la tuya ni la mía.

Por eso me conformaré con las siluetas de las llamas en las paredes. Así que vuelvo a cabeza gacha a encadenarme en la caverna.

Pensaba que vos eras el sol en el primer día de enero.

Si es así volvé a mí porque yo aún no pude.