Me niego a todo

No quiero creer que no vendrás

No quiero ir perdiendo partes de mi mientras espero

Que la suerte me sonría

Que el mar se divida en dos por mí

Fenómeno de extrañísimas consecuencias

O que el agujero de ozono amablemente se contraiga

Tampoco quiero dejar de abrir

mi cuerpo con ganas de un abrazo

Uno que se sienta de verdad

Y me ayude a aferrarme al viento

como una vela rota que se acojona

de no saber llegar a la orilla

O a una llama que cruje a la vida

con terrible poder

Porque aun en tu mirada quede

Algo de duda o pena

No quiero,

Me niego a creer que la última condena

tiene que ser llevada a cabo sin reclamos

ni derechos

Ser un destinado más al paredón de los olvidos

Al recóndito orificio de las tardías oraciones

De las disculpas silentes

De las bromas inventadas para no herir al alma

No quiero que el último beso

Ni la última canción

sigan sonando en ese trasto que tanto amas

Ni que el último traje puesto con desgana

un mediodía cualquiera para escenificar aquella pésima escena

Sea lo que dejará una huella en mí

Ni que pueda determinar el futuro

Porque ya ni somos pasado

Y ambos sabemos que las reglas han sido escritas

Y las normas establecidas

Los diálogos repartidos

Y, sí, no entiendo,

Me jode admitir que controles los tiempos

Los rictus alegres

a la una de la madrugada con su lentísimo paso

O el sonido del barco meditando su avance

Y el último amanecer

ese que no tuvimos oportunidad de compartir

Escúchame bien, me jode muchísimo

Que no me dejes ser el primero que escapa

Ni el último en decir vasta

Navegar en un adiós disidente e impenetrable

Ya ves, me niego a todo,

Y a la vez

Me aferro a nada.