Te veo sentado frente a la mesa,
como si nada existiera.
Tus ojos están vacíos y el ruido no
llega a tus oídos.
Por momentos,
creí que te tenía,
pero te perdía.
Mis ilusiones crecían,
porque entre más te veía,
más te creía.
Solías decirme lo mucho que me querías,
hasta que crecí y fui yo misma.
Quizás solo te gustaba la idea mía
de que servía para rehacer tu vida.
Últimamente,
te veo en silencio,
en momentos incómodos y llantos repentinos.
Creo que te perdí,
pero jamás te tuve.
Los tonos grisáceos adornan tu entorno,
mientras yo intento pintar los míos de rosado.
Me hiciste creer que nadie podría amarme,
porque siempre fui demasiado
vacía sin lo ajeno,
demasiado tonta sin otros.
Mucho tiempo creí lo mismo,
e incluso ahora,
a veces, lo pienso.
Este último tiempo,
te veo intentando forzar una
relación inexistente.
Palabras llenas de mentiras y
promesas vacías.
La imagen de héroe se fue con la neblina,
y ahora solo puedo verte herida.
El caos que ronda en mi vida es un reflejo
de lo que sentías.
Últimamente, te veo ahí,
diciéndome que pida disculpas.
Acepto, porque otra cosa no sé.
Nunca supe cómo sanar las heridas,
no con vos,
no con aquel hombre que tanto amaba.
Aún tengo recuerdos de cuando era niña,
y creía que siempre sería tu favorita.
Ahora solo nos veo tan lejos,
tan ingenuos, tan estúpidos.
Espero un cambio,
algo que me haga creer en vos nuevamente.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión