Si fuera por mi me hubiese quedado en el departamento de Zeballos, pero no tenía ventanas que dieran al patio y ya era hora de ver más allá. Si fuera por mi sostendría todo, pero me duelen las manos. Si fuera por mi no viajaría, la distancia rompe o junta para siempre pero no rehace. Quisiera guardarlo todo en un bolsillo, pero correría el riesgo de que caigan una por una las cosas que ame. No me gusta despedirme! Quiero partir como un barco.
Para olvidar hay que recordar. Para recordar, tengo que excavar hondo, ya no basta sentarme triste en el fondo de la noche. Necesito ir detrás de la verdad, conocerla, tenerla en frente hasta que ya no pueda escapar. Llorar dos veces.
¿Pido mucho? Temo cambiar, y para olvidar también hay que ser otra. Ojalá siga gustando de lo que gusto, soñando lo que sueño. Querido diario: quiero saber decir adiós.
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