Me estoy volviendo loca.
Estoy atrapada en una celda,
muy chiquita y desolada,
y sólo vos tenés la llave.
Te miro como la revoleas,
de izquierda a derecha,
mientras me miras con ojos juguetones,
con las pupilas dilatadas,
y una sonrisa burlona.
Mientras yo me aferro a los barrotes
y te suplico sin palabras
que me liberes de este infierno.
Usar mis palabras es inútil
¿Para qué voy a repetir lo que tanto escuchaste?
Mis rodillas en el suelo dicen suficiente,
tendrán que ser suficiente,
pues ya no estoy dispuesta a hablar.
Sos el único que puede y lo sabés.
Sos es único que puede,
y sos el único que no quiere.
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