me estoy marchitando

Las campanillas que decoran la estación dotan al paisaje un violeta fosforescente.

Yo soy la planta que porta todas y cada una de esas flores, unas que adoptan un violeta tan oscuro como esos ojos a los que lloro.

Es asombroso como todas se aferran a a la vida y evaden hasta las épocas más frías para no morir. Temen no volver a conocer a su sol y perder ese color tan llamativo en ellas que las hace verse aunque nadie las vea.

Para muchos de los que habitan esa zona no son más que yuyos sin un profundo motivo, sin embargo vos estás ahí cuidando cada uno de sus pétalos para que no deje de echar raices en tu piel; pienso que te esmeras en cuidarlas para poder ir en paz sabiendo que no se marchitaran con tanta facilidad y quizás florezcan el doble cuando regreses a verme.

Así que acá estamos en la reja inútil de la estación, lo estamos dando todo para no morir hasta tu retorno pero es inevitable que se me escapen algunas y se vuelvan unas con la tierra en la que juntos nos hicimos flor.