mi amor, ¿sos vos?
aquél cuya figura se vislumbra al amanecer
¿acaso todos los rezos a mil santos
de cien credos han funcionado?
tu caminar es más pesado.
¿sos vos, mi amor?
¿O este es otro de mis sueños febriles?
El hombre del que me enamoré ya no existe,
el dueño de mis versos, el de palabras dulces,
quién tenía todas las respuestas,
y las manos más suaves.
sé con certeza que podría amarlo mil vidas,
y una más, (por si se me ol-vida)
he estado esperando su abrazo tantos años,
y él ha hecho viajes en escala interminables,
que postergan nuestro anhelado encuentro,
en sus ojos veo culpa, y súplicas de perdón.
¿Me amarías a pesar de mi deshonor hacia vos,
mi único credo?
¿Tus manos querrían darme calor
luego de que las mías sucumban
a cuerpos desconocidos?
amado mío, te he conocido a vos,
mi marido, por tantos años,
reconocería tus ojos en cien vidas,
tu tacto me es familiar en pandemias de afecto,
no intentes decir que no eres el mismo,
te reconocí hace diez años,
más tres, dos y uno,
te reconocí hace tres meses, tres vidas,
tu sonrisa es mía, mis versos, tuyos.
en cada realidad eres mi esposo,
en todas y cada una,
mis hijos tienen tus ojos.
y yo he estado tanto tanto tanto tiempo,
aguardando tu llegada,
he tejido centenares de abrigos,
por si llegabas en invierno
¿Cuánto ha pasado?
¿Cuánto me has esperado?
Diez años y doscientos días, amor mío,
pero, ¿Quién los cuenta?
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