Me es inevitable quedar absolutamente hipnotizada ante tus ojos, brillantes estrellas que me hacen desear sumergirme en su profundidad, quedo encandilada ante su brillo que me invita a soñar.
Se logran oír mis carcajadas torpes, la felicidad es absoluta en nuestro rincón, ese dónde solo estamos juntos ceñidos al cuerpo impropio, casi como temiendo la desaparición del otro, pero acá estamos perdidos en el latir del corazón que pareciera ser la melodía que nos hace descansar, tu carita sobre mis pechos riendo entre sueños, y yo deseando que tus manos jamás dejen de tomar mis cabellos, esos cabellos de bebé como sueles decir ante su fragilidad, tanto como está alma que se abre toque a toque ante el tono de tu voz.
Te confieso entre besos, bocas que se pierden ante el hambre de conocerse, saliva que danza sincronizando latidos que parecen decirse todo y nada. Suspiro risueña, te burlas con inocencia de la melodía de mi carcajada <Te ríes mucho, pura risita contigo.> menciona con tanta inocencia el más alto, alzó mi rostro admirando la forma de su boca, frutilla tentadora, subiendo hasta ese par que parece pudiera y quisiera vigilar cada movimiento ante mi propia fragilidad, otra carcajada torpe se me escapa con tanta facilidad cuando nos unimos en miradas secretas, nuestro lenguaje tímido, íntimo y desconocido para ojos curiosos ante nosotros <Es que estoy feliz… contigo.> Finalmente palabras cargadas en amor, pero timidez son recitas a los cuatro vientos, dónde el protagonista a quién le dedico cada latido no tarda en sellar nuestros labios en un nuevo beso, pareciendo que pudiéramos decirnos todo en este silencio hogareño.
Soñadora cautiva, así me describiría, esa muchachita que soñaba con experimentar la calidez de su propio corazón, más parecía este mismo sumido en un sueño eterno, uno donde el frío era el único cobijo en la soledad del asilo, sin embargo, ahí llegó el príncipe en su caballo, rescatando a la princesa olvidada en la torre más alta, cuál sol dando calidez en cada paso que daba al acercarse a tomar su mano, dueño de sus suspiros, de sus carcajadas, de sus besos y de tantos anhelos, permíteme seguir descubriendo este lenguaje que solo nosotros sabemos, escondiendo mi rostro en tu pecho, y perdiendo todo pensamiento coherente cuando en tus ojos yo me encuentro, ojitos de turmalina que saben protegerme.

Catalina
Una muchachita que expresa eso que piensa, imagina, esos sentimientos rebosantes de amor o también dolor.
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