Lo único que siento es este dolor de vientre tan hijo de puta que tengo, como si una lavadora estuviera encendida dentro de mí. Siento que me quema, que el fuego corre por todo mi cuerpo. ESTOY SUDANDO FRÍO. Me duelen las piernas, la cabeza me late como nunca. Estoy hecha una bolita de arroz en mi cama, tratando de desaparecer entre las sábanas. Tengo calor y frío al mismo tiempo, como si llevara cinco camiones de cemento seco en la espalda. Mi respiración se corta por el nudo que siento en el pecho, y ni la música puede ayudarme esta vez. Estoy al punto de agonizar, atrapada en este ciclo que parece eterno. Siento que tengo cactus dando vueltas en mi abdomen, dos bolos agarrándose a pedradas en mi maldito vientre. Mis piernas no me sostienen, el dolor es tanto que ni siquiera puedo llorar. Ya no quiero ser mujer, pero tampoco quiero ser hombre. Solo quiero desaparecer. Quiero irme a un desierto y quedarme tirada en la arena, o estar encima de un malvavisco gigante mientras un oso polar me abraza. Pero la realidad es que siento como si un oso grizzly me hubiera rajado el vientre. Me siento sola, abandonada, y lo único que me acompaña ahora es este horrible dolor. Odio menstruar. Odio tener un óvulo. Odio que la vida me haya obligado a pasar por esto. Llevo seis horas así, deseando desmayarme por horas antes que seguir soportando este calvario. Necesito que pare. Necesito respirar. Aunque ya no duele tanto como antes, sigue ahí. SIGUE AHÍ. Y yo ya no puedo más.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión