Este año cumplo 19, y el número me pesa. Suena imponente, como un golpe en la mesa que me obliga a mirar para delante aunque no quiera. Es raro cómo el tiempo parece apurarte cuando vos todavía querés quedarte un rato más en lo que conocés, en lo que te hace sentir cómoda.
Me inquieta, me incomoda. No sé si es el miedo al futuro o el peso de todas las cosas que siento que debería haber logrado y todavía no. Es como si el tiempo me mirara fijo y me preguntara: “¿Y vos? ¿Qué vas a hacer ahora?”. Y la verdad, no tengo la respuesta.
El futuro me asusta porque no lo puedo controlar. Porque pienso en todo lo que quiero ser, en todo lo que sueño, y me pregunto si voy a ser capaz de lograrlo. ¿Y si no llego? ¿Y si fracaso? ¿Y si el tiempo pasa tan rápido que ni siquiera me doy cuenta y un día me despierto siendo alguien que no quise ser?
Me da bronca esta sensación de que la vida se apura, como si estuviera en deuda con algo que ni siquiera sé qué es. A la vez, me da una nostalgia rara, como si extrañara cosas que ya pasaron pero también cosas que no llegaron. Es una mezcla curiosa, entre el miedo a lo que viene y la tristeza por lo que quedó atrás.
Si algo tengo claro es que crecer no es fácil, pero al menos lo estoy intentando.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión