Me arruinaste la existencia con tu indiferencia,
y ahora solo me queda recordar
lo que fui antes de tu partida,
que aún siento con tanta agonía.
Eras mi amor, mi guía, mi razón,
en tus ojos veía mí destino,
pero tu indiferencia fue la prisión
que mantuvo cautivo a mi corazón herido.
Cada día es un eco de lo perdido,
una sombra de lo que una vez brilló,
tu silencio, el olvido,
son cadenas que mi alma no soportó.
Recuerdo la luz en tus ojos,
la calidez de tus labios,
ahora solo quedan despojos,
de un amor que se deshizo en pedazos.
Vivo en la memoria de lo que fui,
antes de tu cruel partir,
un ser lleno de vida, sin fin,
ahora perdido, sin rumbo.
Me arruinaste la existencia, lo admito,
con tu indiferencia y tu frialdad,
pero en los recuerdos, aún palpo
lo que una vez fue nuestra verdad.
Y aunque la agonía no cesa,
y el dolor es mi única compañía,
me aferro a lo que un día fue belleza,
a la esperanza de un nuevo amor o un nuevo día.
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